La contaminación atmosférica relacionada con el transporte por carretera ha recibido una atención política, mediática y pública significativa desde mediados de la década de 2010. Sin embargo, a pesar de las mejoras en la eficiencia de los vehículos en las últimas décadas, las emisiones de los vehículos siguen contribuyendo significativamente a que las concentraciones de contaminantes atmosféricos superen las normas en muchas ciudades de todo el mundo.

La Agencia Europea de Medio Ambiente señaló que: “El transporte por carretera sigue siendo una fuente importante de algunos de los contaminantes atmosféricos más nocivos. En particular, el transporte por carretera es responsable de importantes contribuciones a las emisiones de óxidos de nitrógeno y partículas. La contaminación emitida por los vehículos es particularmente importante, ya que las emisiones generalmente ocurren en áreas donde la gente vive y trabaja, como ciudades y pueblos. Por lo tanto, aunque las emisiones del sector del transporte pueden no ser tan grandes en términos absolutos como las de otras fuentes, la exposición de la población a los contaminantes liberados por el transporte por carretera puede ser mayor que en el caso de fuentes como las centrales eléctricas o las grandes instalaciones industriales, que a menudo tienden a estar situadas en zonas más remotas y menos pobladas.”

Dado que el transporte por carretera contribuye de forma significativa a la contaminación atmosférica, las políticas y sistemas de transporte tienen un papel clave que desempeñar en la reducción del impacto del transporte, siendo los ingenieros de las agencias de carreteras y los funcionarios responsables de las políticas fundamentales para influir en los resultados futuros del transporte por carretera.

Las soluciones de calidad del aire se basarán en una combinación de soluciones tecnológicas, cambios de comportamiento y lugares urbanos reimaginados. El impacto potencial de las tecnologías perturbadoras y/o los cambios de paradigma en los comportamientos de la sociedad (como los vehículos autónomos o el paso a un modelo de activos compartidos vinculado a la propiedad de automóviles) podría crear oportunidades y crear vínculos entre los sectores del medio ambiente, la economía, el transporte y la salud, a fin de reducir la contaminación del aire y mejorar los resultados ambientales, sociales y económicos, al tiempo que se reducen las cargas sanitarias para la sociedad.

La oportunidad de reducir la contaminación atmosférica en un entorno cada vez más urbanizado dependerá de la toma de decisiones sólidas, dinámicas y ambiciosas por parte de políticos, planificadores y/o reguladores. En este sentido, la mitigación de la contaminación del aire no debe basarse únicamente en la entrega de infraestructura sólida para resolver un problema que ya existe, sino que, al aprender de los errores históricos de planificación no intencionados, debe tratar de evitar los problemas mediante decisiones de planificación inteligentes.