Durante la parte automatizada de sus viajes, los vehículos se basan en sistemas de a bordo (cámaras, sensores, etc.) y en entradas digitales de la infraestructura viaria. Esto requiere un buen mantenimiento de la infraestructura viaria física (p. ej. marcas, señales y paneles) con el fin de garantizar un alto nivel de legibilidad por parte de los sistemas de a bordo de los vehículos, así como el apoyo de los servicios de comunicación entre infraestructura y vehículos (I2V) para asegurar el reconocimiento de elementos físicos y legales mediante, por ejemplo, leyes de tráfico nacionales. Las funciones de los vehículos automatizados reciben apoyo en forma de información sobre normas activas, como por ejemplo límites de velocidad o restricciones de acceso. En ambos casos, el de los elementos físicos y el de los digitales, se requiere una armonización de los elementos de apoyo por parte de las autoridades nacionales para garantizar su interoperabilidad. Un reconocimiento inadecuado conlleva un rendimiento tremendamente reducido de los sistemas de asistencia, como los sistemas automáticos de mantenimiento de carril (ALKS) o los asistentes de velocidad inteligentes (ISA).