Constantemente se planifican y ejecutan nuevos proyectos de carreteras que no aprovechan plenamente la posibilidad de mejorar la seguridad vial mediante un mejor diseño. Esto puede deberse a la falta de conocimiento y comprensión de las cuestiones fundamentales o a tener que equilibrar los diversos intereses en juego, a menudo contrapuestos. A menudo se da la máxima prioridad a la eficacia del transporte y a los requisitos y la economía del proyecto, seguidos de las consideraciones medioambientales, y se considera que la seguridad se ajusta a las normas y directrices.
El enfoque tradicional de la ingeniería de carreteras en materia de seguridad ha sido muy a menudo el de "esperar y ver", es decir, no se consideran las contramedidas de seguridad hasta que la situación de colisión se vuelve inaceptable. Sin embargo, conocer las circunstancias que provocan las colisiones permite detectar estos fallos en una fase temprana del desarrollo de los proyectos y, desde luego, realizar los cambios oportunos mucho antes de que los fallos de diseño se traduzcan en realidad.
La introducción de la Gestión de la Seguridad de las Infraestructuras Viarias (RISM) ha dado lugar a la aplicación de diversas técnicas de seguridad vial a lo largo del ciclo de vida de una carretera. La Auditoría de Seguridad Vial (ASV) es sólo uno de los elementos del RISM. Los otros son la Evaluación del Impacto sobre la Seguridad Vial, la Inspección de la Seguridad Vial y las Evaluaciones de la Seguridad Vial en toda la Red (tal y como se definen en la Directiva (UE) 2008/96 y las modificaciones de la Directiva (UE) 2019/1936). El uso correcto de estos procesos a lo largo de la vida de la carretera garantizará que se maximice la seguridad de los usuarios y se minimicen las muertes y lesiones graves.
Para lograr la máxima eficacia es muy importante que la RSA sea llevada a cabo por un equipo de auditores independientes de empresas privadas, o de la región/personal de la administración de carreteras, que no participen en el equipo de diseño del proyecto. Los auditores deben estar formados y plenamente cualificados y contar con la experiencia adecuada sobre los problemas de seguridad asociados a los tipos de proyecto que se van a auditar.
Aunque los auditores deben ser independientes del equipo de diseño, no pueden llevar a cabo la auditoría de forma aislada. Aunque el equipo auditor lleve a cabo la auditoría, la responsabilidad de aplicar o rechazar las recomendaciones de la auditoría recae en el cliente del proyecto y en el equipo de diseño, que deben participar en las fases clave del proceso de auditoría.
Por último, se proporcionan recursos para ayudar a los auditores y diseñadores a identificar posibles deficiencias y desarrollar estrategias adecuadas para mitigar sus consecuencias. Se presentan algunos ejemplos del informe Catálogo de problemas de seguridad en el diseño y posibles contramedidas de PIARC de 2009.
Los apéndices proporcionan a los auditores listas de indicaciones para una RSA en distintas fases del desarrollo del proyecto y una plantilla de formato de informe de RSA para su documentación.