En los últimos años, el conocimiento sobre los efectos del ruido del tráfico en la salud ha aumentado sustancialmente. Muchos estudios han encontrado que la exposición a largo plazo al ruido del tráfico está asociada con varios impactos en la salud, tales como trastornos del sueño, enfermedades cardiovasculares y depresión. Aunque siguen existiendo lagunas en los conocimientos sobre el riesgo de determinados perfiles de ruido, existen pruebas suficientes para sugerir que una gran proporción de las personas que viven en los principales centros urbanos se encuentran en situación de riesgo debido a una exposición excesiva a los niveles de ruido. Además, parece haber un efecto en el tamaño de la ciudad: la proporción de la población afectada negativamente por el ruido aumenta con el tamaño de la ciudad.

Se calcula que el ruido del tráfico cuesta a la economía de la Unión Europea alrededor de 40 000 millones de euros al año, y se prevé que este coste aumente a medida que la proporción de la población expuesta a un exceso de ruido del tráfico aumente con el tiempo, a medida que las ciudades aumenten en tamaño y la urbanización aumente la densidad de población. En la actualidad, cerca de la mitad de los europeos están expuestos regularmente a niveles de ruido del tráfico potencialmente peligrosos para la salud.

Con los cambios en la tecnología de la automoción y el rápido despliegue de sistemas de transporte inteligentes y vehículos automatizados, existe una opinión optimista de que la carga del ruido del tráfico en la comunidad disminuirá. Los vehículos alimentados por baterías, por ejemplo, representan la tecnología más desarrollada de los vehículos eléctricos, pero sólo tienen una penetración del 2 al 3% en casi todos los mercados, con excepción de Noruega. Del mismo modo, el futuro del transporte se centra claramente en el papel de los vehículos automatizados, que se prevé que funcionen de forma más eficiente y se supone que ofrecen mejores resultados en materia de seguridad. No obstante, dado que la fuente más importante de ruido del tráfico es la interfaz neumático-carretera, no se espera que el despliegue de vehículos eléctricos y/o automatizados reduzca el ruido del tráfico.

Los beneficios de los vehículos automatizados para toda la red enmascaran algunos desafíos potencialmente significativos. Los vehículos automatizados tienen el potencial de promover la dispersión de la población al reducir los inconvenientes de los viajes largos al trabajo. El futuro previsible, por lo tanto, no es necesariamente menos ruido del tráfico, sino más personas en áreas más grandes que probablemente estarán expuestas al ruido del tráfico.

En consecuencia, la necesidad de gestionar y reducir el ruido del tráfico es aún más importante hoy en día. El aumento de la urbanización junto con las nuevas tecnologías significa que las complejas interacciones entre el transporte, la planificación del uso del suelo y los resultados de la salud pública deben ser evaluadas para permitir estrategias o intervenciones eficaces.

Esta Guía de Mejores Prácticas proporciona un resumen de las estrategias y un conjunto de herramientas que están a disposición de las agencias nacionales de carreteras para responder al ruido del tráfico. Resume las últimas investigaciones sobre la salud y los impactos económicos del ruido del tráfico y, utilizando una serie de estudios de casos, explica las diversas medidas de mitigación disponibles para reducir significativamente las emisiones de ruido. Algunos ejemplos son la planificación (por ejemplo, amortiguadores), el diseño de carreteras (cortes, túneles y pendientes), el uso de pavimentos poco ruidosos o de neumáticos más silenciosos, la instalación de barreras, así como los requisitos legislativos para controlar el ruido de los neumáticos de los vehículos o de los silenciadores ineficaces.